Las semillas de quínoa son amarillas, redondas y completas, como un pequeño sol, y como el sol están llenas de energía. La quínoa posee los ocho aminoácidos esenciales que necesitamos, la fenilalanina, la isoleucina, la leucina, la valina, la lisina, la metionina, la treonina y el triptófano, los aminoácidos esenciales que alimentan nuestro cuerpo.
El origen de esta semilla también nos habla del sol. Se dice que era el alimento de los guerreros y los reyes incas. La quínoa se originó precisamente en los alrededores del lago Titicaca de Perú y Bolivia. Podríamos decir que es una semilla sagrada que proviene de las civilizaciones aztecas e incas, civilizaciones que adoraban y veneraban al padre sol, y, de hecho, los chibchas del pueblo muisca, pobladores del altiplano, denominaban a esta semilla “pasca” que significa “comida del padre”.
Un grano madre
Como grano madre, era utilizada en ceremonias y rituales, pero la colonización acabo con muchas tradiciones de los pueblos originarios. Los rituales fueron prohibidos y también el cultivo de la quínoa al considerarse que incitaba ceremonias paganas. La semilla sagrada fue así reemplazada por cereales como el trigo y la avena, a pesar de que era un alimento básico de la población.
Y no sólo alimento. Ancestralmente se utilizaba también como una planta medicinal en hemorragias y luxaciones, y como cosmético por sus propiedades para la piel.
Hierba de las amaratáceas
A partir de su prohibición el cultivo de esta semilla se fue reduciendo poco a poco, hasta que prácticamente desapareció, pero gracias al padre sol, el cultivo de esta pequeña semilla, está en expansión en el mundo. Quinua, quínoa, o quinoa, del quechua kinwa o kinuwa, de nombre científico chenopodium quinoa, es una hierba perteneciente a la familia de las amarantáceas que crece hacía el sol hasta alcanzar entre uno y tres metros.
Se trata de una semilla, pero se conoce y se clasifica como un grano integral, y aunque no todas las variedades de quinoa están exentas de gluten, se considera un alimento indicado para los celíacos.
Alquimia pura
En la cocina esta semilla es pura alquimia. Podemos hacer sopas, pastas, panes… Es recomendable lavar las semillas en abundante agua para eliminar la saponina, que le otorga un sabor amargo, y una vez cocida la podemos acompañar de diversos alimentos con lo que variaremos la manera de consumirlo.
Comer una vez a la semana esta semilla del sol nos llenará de energía. Sus propiedades son inconmensurables. Posee un mágico equilibrio entre proteínas, grasas poliinsaturadas y carbohidratos. Es especialmente rica en minerales como hierro, calcio, fósforo, potasio, magnesio y zinc y, contiene ademas muchas vitaminas. Como decíamos al principio es un pequeño sol, amarillo, redondo y completo. Así cerramos el círculo.
En nuestra Escuela de Cocina encontraréis las mejores recetas con este ingrediente «solar».
¡Qué aproveche! On egin!
2 respuestas
Muchas gracias por todo lo que publicáis, es súper útil!
Gracias a ti Adelina, por tu interés y tus comentarios. Salud-os!