La fresa es la primera de las bayas que llega a los mercados por primavera. De color rojo intenso y forma de corazón, la reina de los valles, con un sabor único, un poco ácido pero también dulce, y un aroma propio, casi como el de un perfume, nos lleva a pensar en el amor. Esta fruta representa por excelencia la pasión y la pureza, y se puede decir que es la fruta de las diosas, al menos de Afrodita.
Para la diosa del amor las fresas eran sagradas. Según la mitología griega, nacieron de sus lágrimas al morir Adonis. Pero estas bayas no son propiedad exclusiva de esta deidad. Freyja, diosa del amor y de la belleza en la mitología nórdica y germánica, se dice que tenía poderes de seducción gracias a las fresas.
El planeta del amor
La fresa también era el símbolo de la diosa Venus. Estas bayas, que en su cavidad interior contienen un corazón, están representadas por el agua y el planeta cuyo nombre proviene de la diosa Venus. Se ha escrito mucho sobre el amor y las fresas. Una leyenda dice que cuando se parte una fresa por la mitad y se comparte con la pareja, el amor se convierte en eterno, y otra que si ambos miembros de la pareja muerden una fresa simultáneamente estarán siempre unidos.
Quizás esta pequeña baya sea la fruta de la que más cuentos y leyendas se han escrito. Según antiguos cuentos europeos, las hadas adoraban estos frutos del bosque, y los cuidaban para tener una buena cosecha. En Baviera todavía a día de hoy se practica cada primavera el rito de amarrar canastas pequeñas con fresas silvestres a los cuernos de las vacas como una ofrenda a los duendes. Se cree que estos seres mágicos están encariñados con las fresas, y, a través de este rito, se espera tener abundante leche.
Llenas de propiedades
Pero leyendas y cuentos aparte, vamos al origen de esta baya, cuyo nombre en latín, fragum, significa perfume. La fresa es una fruta consumida desde al menos 200 años a.C. Los antiguos romanos ya conocían las propiedades medicinales de las fresas silvestres, y, en oriente, desde muchos siglos antes se usaban las hojas de fresa para hacer té.
Los indios americanos ya comían estas bayas cuando llegaron los colonizadores. Las fresas machacadas eran mezcladas con harina de maíz y cocidas al horno para hacer pan de fresa. Los nativos también las usaban como medicina. Hacían un té que además de la fruta, incluía las hojas y las raíces, y lo bebían para fomentar la fertilidad. También hacían una pomada con las hojas de las bayas para tratar quemaduras y cicatrices, incluso descubrieron las propiedades que tiene para la piel.
Quizás eso debió escuchar Madame Tallien. Esta dama de la corte de Napoleón se hizo famosa por bañarse en jugo de fresas frescas. Usaba 22 libras de fresas por cada baño, es decir, casi diez kilos.
De la familia de las rosas
La fresa, curiosamente es miembro de la familia de la rosa, ya que pertenece al género de las rosáceas, un género al que también pertenecen desde las ciruelas, las peras, las manzanas, las cerezas o las almendras, hasta las moras y las frambuesas. Son plantas rastreras, vivaces y herbáceas, de hojas con los bordes dentados, que pueden ser lampiñas o vellosas.
Se trata de una planta perenne, con tallos pequeños y cortos, y flores con un cáliz de cinco sépalos y una corola con cinco pétalos, generalmente blancos. Es la única fruta que produce semillas en su exterior en lugar de su interior. Una sola fresa puede tener 200 semillas.
¿Queréis saber más?
Su nombre botánico es fragaria vesca y existen más de mil variedades. La más cultivada en nuestro entorno es el fresón que es el que encontramos en nuestros mercados. En los bosques húmedos, sin embargo, podemos encontrar fresas silvestres, más pequeñas que las comunes, pero de sabor más intenso.
Esta fruta de primavera está llena de minerales y vitaminas. Por cien gramos contiene un poco de magnesio, un poco de betacarotenos (40 mg), y muchas vitaminas B, sobre todo ácido fólico y niacina. Además es una excelente fuente de vitamina C (56 mg).
Quizás por sus propiedades y sus cualidades sea considerada como la reina de las frutas, y es que está riquísima así, sin más, cruda, pero también en batido, en compota, en mermelada, con yogur o con zumo de naranja… De vez en cuando podemos hacer un helado de fresa o, por qué no, una rica tarta repleta de fresas.
No toda es de color de fresa
Pero no todo es de color de fresa. Esta baya es una de las frutas que más gusto ha perdido durante los últimos años. La fresa se comenzó a cultivar en el siglo XIII. Desde entonces se ha extendido por todo el mundo, pero las principales zonas de cultivo se encuentran en Huelva, donde su cultivo excesivo en invernaderos está poniendo en riesgo los humedales de Doñana, una de las reservas ecológicas más importantes de nuestro continente.
Las fresas, además, son fruto de numerosos cruces y cada vez existen más híbridos o transgénicos, entre ellas una variedad a la que se le ha agregado el gen de un pez que tiene la capacidad de aguantar temperaturas bajo cero. Así las fresas aguantan heladas extremas. Actualmente se pueden encontrar prácticamente durante todo el año, ya que son cultivadas en invernaderos donde encontramos especies híbridas.
Más de veinte pesticidas
Pero todavía hay mas cosas a tener en cuenta a la hora de consumir esta fruta. ¿Sabías que las fresas son el alimento más contaminado con pesticidas? Según la lista ‘The Dirty Dozen’, elaborada por la organización Enviromental Working Group, la fresa es, junto con las espinacas, el alimento que más residuos de pesticidas contiene: se han encontrado hasta 22 tipos de pesticidas en una sola pieza.
Por eso siempre decimos que es preferible consumir alimentos ecológicos, de temporada, cercanos, de nuestras huertas o nuestros bosques, y no los que proceden de la agricultura intensiva y química.
Pero para terminar volvamos a hablar del amor y del sabor de esta fruta de las diosas solo comparable a su delicadeza. La fresa es uno de los alimentos más esperados de la primavera, y comer fresas es un siempre un placer, mayor si estamos acompañados. ¿Os imagináis hacerlo a la luz de la luna? A la última luna llena de primavera se le llama precisamente luna de fresa porque coincide con la recolección de las fresas silvestres.
3 respuestas
Gracias cosas curiosas y tendremos que cuidar lo de los pesticidas
Gracias por este dulce artículo
A veces las pequeñitas son las más sabrosas y si son de una huerta amiga mucho mejor
¡De eso no hay duda Natacha!
Muchísimas gracias por tu comentario. ¡Salud-os!