Al igual que la castaña, nuestro alimento del mes de diciembre, el boniato es otro de los regalos que nos traen el otoño y el invierno, y precisamente por eso lo hemos elegido para este mes de enero. Desde blancos hasta violetas, en la pulpa o la piel de un boniato podemos encontrar casi todos los colores del arco iris, ya que existen cientos de variedades, cada una de un color o tonalidad distinta; blanco, amarillo, naranja, rojo, rosa, morado… Quizás los más conocidos sean los de pulpa anaranjada o rojiza y piel ocre, pero también se pueden encontrar en muchos otros colores hasta formar un arco iris de boniatos.
Ipomoea batatas es el nombre en latín de este tubérculo, una especie perenne y trepadora de la familia convolvulaceae, con flores en campanilla, que se cultiva en gran parte del mundo, sobre todo en climas tropicales, y que comúnmente se llama patata dulce. Aunque el origen de su nombre no está claro, dicen algunas teorías que la palabra boniato es un derivado culto de bueno en latín, creación del cronista Pedro de Anghiera. Otras teorías dicen que el nombre boniato proviene de una voz del Caribe.
De la época precolombina
Lo que si es cierto es que existe mas de un nombre para un mismo alimento. Los indígenas lo llamaban batata o camote y, de hecho, se han encontrado representaciones de este tubérculo en cerámicas precolombinas. Camote proviene del náhuatl camohtli y batata tiene origen taíno, una lengua de la familia arawak que se ha extinguido y que se hablaba en las Antillas. En Paraguay es yeti. En Perú kumara. En Brasil cara o jetica.
En todos y cada uno de estos países son típicos los platos elaborados con boniato, un tubérculo que se caracteriza por su dulzura, y con un sabor que podría ser una mezcla entre la patata, la zanahoria y la castaña.
De país en país
En Perú el camote forma parte de los platos típicos como el ceviche o los escabeches, se prepara en forma de fritura o cocido. En la República Dominicana se comen asadas, sancochadas, con coco, con piña, con habichuela… También es común la elaboración de helados y otros postres. En México el camote es consumido generalmente como fruta cristalizada o como compota. El camotero recorre las calles con su carro de mano, y con el silbato va vendiendo el camote horneado, junto con el plátano macho, y leche condensada, creando ese aroma tan especial.
En Cuba se consume hervido, frito y también en almíbar. El puré de boniato, similar al puré de patata, se hace hervido con ralladuras de nuez moscada. Se toma también como postre, con queso, coco, miel y canela. En Chile la cocina popular conserva la receta propia del camotillo, un dulce que tiene a partes iguales camote y azúcar, aromatizados con vainilla, y que también se vende en las calles y ferias. En Costa Rica se utiliza en la olla de carne, en puré, asado, en empanadas, y también en dulce y pasteles. En Puerto Rico se come de desayuno con leche o café, con quesito de hora, queso casero, y en la comida con bacalao, carne, pollo o jamón. También se hace flan de batata y barritas de dulces.
En Argentina el camote es parte de comidas populares como el puchero o acompañamientos y también para postres como el conocido postre vigilante que consiste en una porción de queso y un dulce de batata. También se hacen mermeladas. En Brasil la batata es el cuarto vegetal más cultivado en el país. Se suele consumir simplemente hervida, sola o como acompañamiento, frita y salada o en la forma de un dulce conocido localmente como marrón glacée.
En los Estados Unidos es muy consumido caramelizado como acompañante en la cena del Día de Acción de Gracias.
Como pastel de Navidad
Podríamos seguir de país en país hablando de este alimento que tiene un recetario popular tan extenso como el número de países en los que se consume, pero ya más cerquita, en muchos lugares de España se vende asada en la calle, al igual que las castañas durante el invierno. También lo encontramos, sobre todo en repostería; el pastel de boniato es un dulce típico de Navidad. Los pasteles de gloria no son mas que mazapán y yema de huevo que envuelve a la masa de boniato. En Andalucía se le añade yema de huevo y se conoce como Pan de Cádiz. En Levante se llaman pastissos y es típico también asarlos como las castañas. En Cataluña se consume como acompañamiento a los panellets durante la Castañada. En Canarias son típicas las empanadillas dulces o las truchas de boniato y la batata forma parte a su vez de varios platos como el puchero y el sancocho.
Lahistoria del boniato, al igual que la de la patata, va unida a la del descubrimiento de América. Colón trajo este tubérculo como una conquista más, pero, en un principio no tuvo tanto éxito como la patata, a la que tenemos una especie de amor incondicional. Fue en los años de penurias, tras la hambruna de la guerra civil, cuando se empezó a comer popularmente. Ante la escasez de patatas, los boniatos se convirtieron en el sustituto ideal, fritos o en guisos, era un producto barato y nutritivo.
Lleno de propiedades
Tras la posguerra empezaron a caer en el olvido, sin embargo, en la actualidad el boniato vuelve a estar en nuestras mesas gracias a sus propiedades. Y es que esta planta es un alimento que contiene hidratos de carbono, proteínas, fibra, vitaminas y minerales. El boniato es rico en potasio (300 mg), contiene algo de calcio (20 mg), magnesio (15 mg), hierro y aporta muchísimos carotenoides (4.000 mcg), muchas vitaminas del grupo B (B1, B3, B6 y ácido fólico), muchísima vitamina E (4,6 mg) y una cantidad media de vitamina C (25 mg), aunque esta última vitamina es destruida por la cocción.
En Zuhaizpe siempre decimos que hay que comer color, y este tubérculo si algo tiene es color. Su capacidad antioxidante es debido a los carotenoides, en concreto a los betacarotenos , y aumenta con la intensidad de la tonalidad de su pulpa. A mayor intensidad de color, mayor cantidad de antioxidantes, por eso la mayor concentración se encuentra en las variedades púrpuras, rojas y anaranjadas intensas.
Los boniatos pueden ser preparados en una gran variedad de formas, aunque la más común de prepararlos es al horno, fritos, hervidos o al vapor. En cuanto a los tipos de recetas que se pueden elaborar con él, puede probarse en sopas y cremas; templado o frío en ensalada; en tortillas y revueltos; con legumbres y en pucheros y potajes de todo tipo; cortado en pequeños trozos, escaldado y salteado al estilo oriental; en masas para rellenar hortalizas como calabacines o berenjenas, empanadas, crepes, terrinas, buñuelos, croquetas, quichés, rulos…
En la casa bajo el árbol lo hacemos al horno, poniendo sucesivamente una capa de láminas de patata y otra de boniato. Y otra opción es hacer chips de boniato, algo sencillo y rico que gustará especialmente a los más pequeños de la casa.
¡Qué aproveche! On egin!