Salud-os desde el corazón de Zuhaizpe

Este pasado domingo 25 de octubre cerramos la temporada 33ª de Zuhaizpe, temporada especial por todo el contexto externo, en el que la existencia de la casa bajo el árbol ha tenido más sentido que nunca. Pese a las dificultades externas llegamos a buen puerto después de una larga travesía, en la que todos los que trabajamos en este centro hemos remado al unísono al servicio de la Salud y la Vida. 

Como ya sabéis, nuestro Centro de Salud es lugar saludable, donde os invitamos a no preocuparos tanto por los microorganismos y, en cambio, ocuparos de conservar y/o recuperar la salud del macro-organismo que somos los seres humanos. Zuhaizpe es un lugar sagrado donde buscamos mantener en todo momento la dignidad humana y compartimos herramientas que apoyen la salud y el crecimiento interno tan necesario en estos tiempos de incertidumbre y sombras.

Aplicando los diversos factores de salud y el contacto con la naturaleza, todo el Equipo Zuhaizpe hemos puesto nuestra intención y atención, nuestro cuidado y buen hacer, al servicio de mantener, reconstruir o restaurar la salud tanto física como psicoemocional. Restaurar la salud sin necesidad de ir a un restaurante, como lo saben bien los ayunantes.  

Inicio y fin, fin e inicio

Iniciamos la temporada justo con el solsticio de verano, cuando la luz del día predominaba sobre la corta oscuridad de la noche y terminamos en el otoño, cuando la oscuridad de la noche va poco a poco ganando terreno a la luz del día. Es el tiempo en el que nos toca encender esa lámpara interior, esa luz que mora dentro de nuestro ser ante los momentos y los días oscuros. 

Como siempre esta temporada nos ha acompañado insistentemente el arco iris, quizás como símbolo de protección y como señal de un lugar sagrado en el que las buenas intenciones de los habitantes o reposantes de Zuhaizpe llegaban al cosmos y eran captadas por el cielo protector. Como colores luminosos del Espíritu Guía de Zuhaizpe nos indicaba quizás, que no estamos solos, que arriba siempre hay luz esperando a ser invocada para bajar a la superficie del planeta tierra y diluir la oscuridad recientemente inoculada.

Al mismo tiempo que caen las hojas del árbol centenario que guarda nuestra casa, sus fuerzas descienden a la tierra y se centran en fortalecer sus raíces en la oscuridad subterránea, esperando el inicio de un nuevo renacer para él, para la tierra madre y para los habitantes que moran en ella.  

Vivir y ayudar a vivir

Durante esta temporada, hemos cuidado, un año más, el equilibrio entre los cuerpos pensante, sintiente y haciente, que nos conforman como un ser trinario o trimembrado. De acuerdo al conocimiento antiguo, a la filosofía consciente de todos los tiempos, la máxima expresión del cuerpo pensante es la consciencia, la máxima expresión del cuerpo sintiente es el amor, y, cuando la consciencia y el amor se unen, la máxima expresión del cuerpo actuante o “haciente” es la bondad. La buena voluntad de la gente de bien no se expresa por lo que dicen sino por lo que hacen. La gente de bien no se contenta con vivir y dejar vivir; intenta por todos sus medios vivir y ayudar a vivir.

En este tiempo oscuro en el que la verdad está más allá de lo que nos cuentan, hemos puesto la atención en que la luz diluya la oscuridad, y la mentira se diluya en la verdad. Ese es el germen, la semilla, que debe germinar en todo ser humano, que debe crecer en la familia como núcleo de relaciones saludables y en todas las instituciones económicas y políticas que creen ostentar el poder, sin darse cuenta de que están movidos por hilos visibles e invisibles, como títeres en acción, o mejor dicho en reacción.

La dificultad como reto

Podemos contemplar una dificultad de dos maneras diferentes: una como disculpa ante la adversidad, anulando mi pensar propio, mi sentir cooperativo dando paso al competitivo; olvidando la voluntad de elegir mi vida y mis cuidados hacia la salud y dejando que otros decidan por mí, y la otra es contemplar la dificultad como un reto, aumentando la consciencia de mi propio pensar, libre de la información sesgada y parcial de los medios de comunicación oficiales, apoyando el espíritu cooperativo y buscando sinergias en pos de una nueva humanidad consciente. Solo así podremos apoyar la libertad del ser humano para vivir en coherencia y honestidad, tan importantes en estos tiempos de sombras donde continuamente nos intentan manipular en favor del “bien” de unos pocos sacrificando el bien general de la gran familia humana.

Agradecimiento

Queremos agradecer a todas las personas que nos habéis acompañado durante este recorrido y que hacéis posible que Zuhaizpe sea ese lugar donde transformar el dolor en amor y poner el amor en acción. Agradecemos que algo profundamente vuestro se queda para siempre con nosotros y hará que nuestra labor en el futuro sea más profunda y fértil. De la misma manera anhelamos que algo profundamente nuestro se vaya con vosotros para siempre y os acompañe en ese camino hacia la salud y hacia la vida.

Nuestro más sincero agradecimiento a todas las personas, que como sabemos, tienen nuestro espacio sagrado en su corazón y protegen Zuhaizpe con sus buenos pensamientos, sentimientos protectores, con sus oraciones y meditaciones. Que nos ayudan con toda su intención a que nuestro centro sea un foco de luz, un faro que guía en los días oscuros.

A la espera de la nueva primavera, durante el otoño y el invierno permanecerá vigente y abierto el espíritu de Zuhaizpe y las atenciones médicas, psicológicas y terapéuticas (fisioterapia, hidroterapia) que necesite la Comunidad Zuhaizpe que cree en nosotros y todas las personas que creen en ellas mismas como motor de cambio y salud. 

Salud-os desde el corazón de Zuhaizpe. Os enviamos nuestra luz para mantener el ánimo necesario que ayude a salir de la “patología de la normalidad” o “normosis” y caminar hacia la salud, la libertad y la vida. Salud-os a la comunidad Zuhaizpe y a toda la familia planetaria.

Karmelo Bizkarra Maiztegi

Zuhaizpe, 26 de octubre del 2020