El niño pequeño de 2 años que acaba de descubrir una vida familiar, unas costumbres, donde ha tenido que buscarse un espacio y un tiempo para poder funcionar con otros, junto a otros y a veces contra otros, por decisión de los adultos, es arrojado a una institución donde todo es nuevo para él o ella: el espacio, la distribución del tiempo, el adulto y hasta incluso la atención de sus necesidades fisiológicas.
Tiene que aprender un código nuevo de funcionamiento, incluso a veces sin significación, sin sentido, donde las cosas son pero no son. De repente se encuentra en un mundo extraño (escolar) escindido y fragmentado en funciones aisladas sin sentido para él/ella, un mundo al que va a tener que adaptarse, pensar cómo hacer, observar y aprender un código nuevo de supervivencia.
Un espacio y un tiempo donde porque es la hora de pintar tiene que pintar, o se encuentra en una fila interminable donde el de atrás le empuja, el de adelante le molesta sin saber a dónde va y de repente descubre que tiene que hacer pis cuando en ese momento sus necesidades fisiológicas no se lo piden, es la hora de la siesta y él sólo tiene ganas de jugar. O de repente le dicen que se siente en círculo y se quede quieto porque sino… y le reparten unas galletas que tiene que comer aunque no tenga hambre! Se encuentra en un lugar donde muchas de sus acciones pierden el sentido y significado que tienen en su domicilio familiar.
Tiene que aprender que sus deseos , sus iniciativas, sus intereses, no tienen mucho espacio, quizás el momento del patio es el único lugar donde puede/tiene que aprender a relacionarse o incluso tiene la posibilidad de estar solo en una esquina descubriendo las características de una hoja arrastrada por el viento o el interesante mundo de sus manos.
Desde que ha empezado a la escuela o guardería este niño a menudo enfermo, se las pilla todas, catarros, bronquitis, diarreas…que se repiten en el tiempo y ¡esto es considerado normal en el aula de 2 años!. ¡Los virus se expanden más fácilmente en las aulas de 2 años!! Y nadie se pregunta porqué, dicen que es lo normal, como están muchos niños juntos, pues se contagian…
Niños con las defensas inmunológicas bajas , el niño de 2 años tiene un funcionamiento global, no escindido, lo emocional y lo físico funcionan juntos, el niño pequeño es globalidad y los síntomas físicos son una expresión de ese malestar psicológico o emocional que le producen sus dificultades en la adaptación escolar/social, sus dificultades por la separación del objeto de apego.
Adaptación para separarse de su mundo afectivo seguro, adaptación para aprender a desenvolverse en un espacio y tiempo nuevos con relaciones nuevas y desconocidas para él, adaptación para un nuevo estilo de vida y nuevas normas y códigos de funcionamiento. El “ Yo soy” de muchos de estos niñitos no está suficientemente consolidado para adaptarse solo al mundo relacional, no están todavía maduros neuro-psico-biológicamente para dejar a la figura de apego y entrar solos en relación.
¿Y qué es el período de adaptación? Dos-tres semanas donde por mandato institucional todos, y digo todos, los niños tienen que aceptar quedarse en la escuela separados de sus objetos de apego, de su madre normalmente. ¿Y, cuáles son los criterios que se utilizan para decidir que un niño se adapta bien al entorno escolar? El que se adapta bien: no llora, no pega, se interesa, (aunque alguno no se separe de la profesora, o no juegue, observando, o quizás se quede quieto en un rincón, y como no molesta)…y el que se adapta mal : llora mucho, o pega, muerde, empuja, no juega…buff qué vamos a hacer con este niño, es muy agresivo, pone en peligro la tranquilidad del profesor y de los demás niños y de sus familias por supuesto!.
¿Cuál es el niño más sano? ¿Aquél que obedece y acata sumisamente las decisiones del adulto, dejando de lado sus deseos (¡oh! ¡qué niño más bueno!) o el que se resiste, se aferra a las piernas de su madre, patalea, llora, pega, muerde, ante su desasosiego por la separación?
La adaptación pasiva a la realidad es el camino de la enfermedad mental y el camino del aprendizaje y de la vida es el de la adaptación activa, la que mueve los deseos internos del niño y le lleva a actuar para conseguirlos, a pesar de los mandatos del adulto.
Los niños más frágiles en su construcción corren el riego de desarrollar síntomas, de desarrollar comportamientos agresivos, como agitación motriz, “hiperactividad” o todo lo contrario, inhibición,convertidos en “no sujeto”, niños que se adaptan pasivamente ante lo que viene, sumisos al grupo y al deseo de los adultos.
Y ¿qué ocurre cuando una familia decide que no ha sido la mejor decisión llevar a su niñito a la escuela, que presenta un cuadro sintomatológico preocupante, que en la escuela no se ve, (no come, no duerme bien, se le escapa la caca, el pis, comienza a tener comportamientos regresivos, se enferma a menudo…) y decide sacarle de la escuela para eliminar ese elemento estresante y esperar a que su maduración psicológica se consolide? La escuela se erige como institución omnipotente, garante de que va a enseñarle a socializar, que la escuela es el mejor lugar que tiene ese niñito para aprender a relacionarse, y va a presionar a los padres para que “le devuelvan su matrícula”, sin alegrarse por el bien del niño porque esos padres competentes quizás tengan razón y su decisión sea la mas adecuada. Y qué decir de la presión del entorno familiar, “¡qué barbaridad! ¡Sacar al niño de la escuela! Ya se hará, como todos nos hicimos, lo que necesita es tiempo, enfrentándose a la realidad es como se aprende, sino vais a hacer de ese niño un pegote de la madre, le estáis sobreprotegiendo”.
Los niños de 2 años necesitan aún de una atención individualizada, el niño pide ser asegurado, acompañado, animado. Es necesario hacer con él, estar con él, jugar con él, en un primer momento. Es dependiente afectivamente del adulto, necesita mucha cercanía y afecto. Una relación más individualizada refuerza su seguridad emocional. Algunos niños de esta edad están en un período de no separación de la madre, les resulta difícil compartir al adulto o estar lejos de él. Están en la etapa egocentrista, la búsqueda del niño es más individual, centrada sobre él y no centrada en la relación. El lenguaje del niño es todavía impreciso, y sus demandas y deseos no son muy claros. El niño de 2 a 3 años está aún descubriendo su cuerpo, sus posibilidades, sus competencias, la relación con los demás, y construyendo/descubriendo el camino para la separación de sus objetos de apego. Lo importante en estas edades son el cuerpo, la relación y la seguridad interna.
Sus juegos están centrados en el placer del cuerpo y en las sensaciones, imitan al adulto y a los otros niños. Su actividad está centrada primordialmente en llenar-vaciar, enseñar-esconder, abrir-cerrar, retener-lanzar, alejarse-acercarse, saltar…todos estos juegos le van a ayudar a construir la permanencia del objeto. (aunque tu no estás sé que vas a volver porque te llevo dentro de mí). Es un período de exploración del mundo, de las alturas, de los saltos, de la verticalidad.
En caso de conflicto (por un material, un espacio, por la atención del adulto..) el niño aún no dispone de muchos medios para tomar distancia y responde de una manera pulsional, quitando, empujando, mordiendo….
¿Cuál sería el objetivo con los niños de 2 años? Consolidar su seguridad interna, para que explore el entorno y disfrute, desee, juegue, se mueva, explore, un recorrido del placer de actuar hasta el placer de pensar. La seguridad interna no se consigue a través del aprendizaje o la estimulación, sino que depende de la relación cercana y atenta de sus objetos de apego y del entorno próximo. Y esto lleva su tiempo. Y ¿cómo consolida su seguridad interna? Disfrutando de un acompañamiento placentero individualizado y unos cuidados básicos, no de un centro que les enseñe a aprender o que les eduque.
La escuela como institución actual y con su función de escolarizar a los niños de 2 años ¿es compatible con las características de desarrollo de los niños de 2 años?. Por definición la escuela está para enseñar y para educar y no para acompañar al niño de 2 años en su desarrollo.
Hay una demanda social y la escuela viendo que es una forma de ganar matrícula, versus puestos de trabajo, abre sus puertas a los niñ@s de 2 años sin estar preparada para ello, contando apenas ni con espacios adecuados ni con personal suficiente ni suficientemente preparado para ejercer su función pedagógica y de acompañamiento. ¿Alguien puede explicar cómo una educadora con un grupo de 18,23 o 25 niñitos, va a poder atender las necesidades individuales afectivas y de acompañamiento de cada niño, cuando está desbordada por los problemas de higiene, adaptación, etc?
Las necesidades laborales de los padres y la incorporación laboral de la madre, son el origen de que ya casi nadie se plantee la posibilidad de no escolarizar y de que se quede en un entorno más familiar y acorde con sus características de desarrollo madurativo. La idea también de que hace falta socializar a los niños, que en la escuela aprenderá a relacionarse, convivir con niños de su edad y se despegará más fácilmente de su madre u objeto de apego está muy extendida y además acalla conciencias. No nos engañemos, generalmente ocurre el efecto contrario, esos niñitos se apegan más a la madre, les cuesta cada vez más separarse de ella, provocando un apego ansioso y a veces agresivo que produce mucha dificultad en la familia.
La decisión de escolarizar va a depender de qué tipo de niño queremos ayudar a crecer,(también de la situación económica): niño considerado como persona activa, competente, que aprenderá por sí sólo si el entorno de acompañamiento está preparado para ello, o niño pasivo, incompetente, al que el adulto le enseña a aprender desde moverse hasta relacionarse. Va a depender también de nuestro deseo de SABER y CONOCER las necesidades que acompañan a esta etapa de desarrollo.
Por lo tanto si queremos ayudar a crecer niños que vayan en el camino de la salud y el aprendizaje, sanos y competentes, es necesario buscar otras fórmulas más respetuosas con el niño, que tengan en cuenta sus necesidades como personitas activas en desarrollo y desmontar mitos sobre que el niño de 2 años está mejor en la escuela que en el domicilio familiar acompañado de su entorno cercano.
Y para terminar, como dicen que los cuentos ayudan a despertar la conciencia
…ERASE UNA VEZ…
UNA NIÑA
Una vez una niña pequeña fue a la escuela. Era muy pequeñita y la escuela muy grande. Estaba un poco asustada pero cuando la niña pequeña descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente se sintió tranquila.
Una mañana estando la pequeña niña en la escuela, su maestra dijo: “hoy vamos a hacer un dibujo”
Qué bien-pensó la niña-a ella le gustaba mucho dibujar, ella podía hacer muchas cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar.
Pero la maestra dijo: – esperad no es hora de empezar, y ella esperó a que todos estuvieran preparados.
Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores”.
“!Qué bien! pensó la niña- me gusta mucho dibujar flores y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores.
Pero la maestra dijo:- “esperad yo os enseñaré cómo”, y dibujó una flor roja con un tallo verde. La pequeña miró la flor de su maestra y después miró la suya, a ella le gustaba más su flor que la de la maestra, pero no dijo nada y comenzó a dibujar una flor roja con un tallo verde igual a la de su maestra.
Otro día, cuando la niña pequeña entraba a su clase, la maestra dijo:
-“Hoy vamos a hacer algo con barro”
_”Qué bien! Pensó la niña, me gusta mucho el barro. Ella podía hacer muchas cosas con el barro: serpientes y elefantes, ratones y muñecos, camiones y coches y comenzó a estirar su bola de barro.
Pero la maestra dijo: “-Esperad no es hora de comenzar” y luego esperó a que todos estuvieran preparados.
“Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar un plato”.
-“Qué bien pensó la niña. A mi me gusta mucho hacer platos y comenzó a construir platos de distintas formas y tamaños.
Pero la maestra dijo:-“Esperad yo os enseñaré cómo” y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato.- “Aquí tienen, dijo la maestra-ahora pueden comenzar”. La pequeña miró el plato de la maestra y después miró al suyo. A ella le gustaba más su plato, pero no dijo nada y comenzó a hacer uno igual al de su maestra.
Y muy pronto la niña pequeña aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las de su maestra y dejó de hacer cosas que surgían de sus propias ideas.
Ocurrió que un día, su familia, se mudó a otra casa y la niña comenzó a ir a otra escuela. En su primer día de clase, la maestra dijo: “-Hoy vamos a hacer un dibujo”.
-“Qué bien! pensó la niñita y esperó que la maestra le dijera qué hacer.
Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro de la clase. Cuando llegó hasta la niña ella dijo:
-“¿No quieres empezar tu dibujo?”.
_”Sí, dijo la pequeña, qué vamos a hacer?”
– “No sé hasta que tu no lo hagas, dijo la maestra.
– “”¿Y cómo lo hago?”- preguntó.
– -“Como tú quieras”- contestó.
– -“Y de cualquier color?”
– -“De cualquier color”-dijo la maestra. Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores ¿cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo?”
– “Yo no sé”, dijo la niñita, y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.
Arantza Iruretagoyena
Psicopedagoga y Psicomotricista