Zuhaizpe, tu escuela de salud

Respirar para Vivir

Tiempo de lectura: 8 minutos

Dice una leyenda sufí que cuando el ser humano nace, el Espíritu del Mundo le concede un número determinado de respiraciones. Cuando se acaban las respiraciones el ser humano abandona su cuerpo. De nosotros depende el tiempo de vida. Si la respiración es profunda y larga, nuestra vida se volverá larga y profunda. Si por el contrario la respiración se vuelve corta y agitada, nuestra vida será igualmente corta y agitada.

La respiración es una función rítmica del organismo que, a diferencia de otras funciones corporales internas, puede ser influenciada por la voluntad. No podemos influir sobre los latidos cardíacos, la digestión o la filtración de la sangre por los riñones. Una vez los alimentos son tragados y van hacia el estómago, poco podemos influenciar en su digestión. Es un proceso que se escapa a la autorregulación consciente y directa de nuestra voluntad. En cambio, podemos cambiar y mejorar la respiración a voluntad, conscientemente podemos hacer una respiración más profunda, tranquila y lenta. 

El ser humano entra en el mundo con su primera respiración y deja el mundo con la última. Ha expirado, decimos, cuando deja su cuerpo. Entre la primera y la última respiración, continuamente y sin descanso, de día y de noche, la función de la respiración trae a nuestro cuerpo el oxígeno del aire y la energía de uno de los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, agua, aire y sol.

El aire como alimento 

Una persona puede permanecer sin comer unos días, o incluso unas cuantas semanas, mientras el cuerpo vive de sus propias reservas. A dicho periodo le llamamos ayuno. Puede estar unos días sin beber o ingerir líquido, pero apenas puede estar unos pocos minutos sin respirar. Esto nos indica lo necesario que es respirar. 

El oxígeno del aire es necesario para la combustión de las sustancias nutritivas que ingerimos en los alimentos. De nada nos sirve comer alimentos sanos si no respiramos. Como dice Rudolf Steiner, si no respiramos nos vamos debilitando, dejamos de estar vivos, y nos convertimos en carbono mineral que compone la trama sobre la que se plasma el cuerpo.

Si queremos quemar un trozo de leña necesitamos ponerlo en contacto con el aire. Si hacemos que corra más aire, si soplamos el fuego con un fuelle, la leña se quemará mejor aportándonos más energía y calor. Si no hay aire el fuego se apaga. 

De forma parecida, el oxígeno que llega a nuestras células “quema” o da lugar a una «combustión» de las sustancias nutritivas, y en esa combustión interior se produce energía y calor. Energía para el vivir diario, y calor que mantiene la temperatura del cuerpo constante, alrededor de los 37º C. Cuánto más aire respiramos, más energía y calor tenemos; el aire mantiene vivo nuestro fuego interno, nuestro organismo calórico. La vida es calor, la muerte es fría y cuando llega la última espiración aparece el frío, la muerte fría del cuerpo. 

El aire nos aporta vida. Con la respiración entra también la energía del aire y el principio universal que crea y plasma la vida en el planeta tierra, a este principio se le ha llamado de muchas maneras: prana, chi, ki, anima, spiritus, elan vital, archeus, orgon

Aliento vital 

Hay muchas palabras científicas o populares que nos señalan las relaciones del aire y de la respiración con la vida. La palabra espíritu viene del latín spiritus que significa soplo, viento y aliento. Las palabras psíquico o psicológico vienen del griego psikhé que quiere decir alma, respiración y también mariposa.Cuando decimos que una persona está animada, estamos utilizando una palabra que viene de la raíz latina anim, que a su vez proviene de la lengua hebrea,de donde surge también ánima y que significa también soplo o hálito vital. 

La palabra griega anemos, gemela de las latinas animus, espíritu, y anima, alma, significa viento. Anemómetro es el aparato que mide la velocidad del viento. En hebreo ruach expresa tanto soplo o hálito como espíritu. El soplo de Dios en la biblia da vida al barro inerte. El alquimista y el espagirista soplaba sobre el medicamento preparado para aportarle el aliento vital.

Una persona inspirada, inevitablemente, es una persona que inspira de forma tranquila y profunda. Una persona espiritual es una persona que espira, abandonándose al aire que surge de los pulmones. La inspiración está relacionada con la expansión, la autoafirmación y el hecho de recoger vida. La espiración indica entrega, abandono y confianza. Cuando inspiro entro dentro de mí, cuando espiro me entrego a la vida y a los demás. En la primera inspiración entro en mi interior y con la última espiración abandono mi cuerpo, expiro.

A lo largo de la vida hemos constatado que cualquier cambio emocional o psicológico cambia o altera nuestra respiración: el miedo corta la respiración, la tristeza la disminuye, la depresión la apaga; el amor expande los pulmones, el bienestar hace aumentar la respiración, la felicidad nos hace respirar a pleno pulmón. Cuando alguien nos agobia le decimos que no nos deja ni respirar, o decimos que alguien nos inspira confianza cuando nos cae bien. Me voy a dar un respiro indica que necesito desconectarme de algo que me preocupa o me quita tiempo.

Muchas frases populares indican la relación de nuestra vida con el aire y la respiración, aun sin darnos cuenta en absoluto de lo que decimos: estar a mi aire, tiene un aire a su madre, ¡que aires tienes!, tiene aires de grandeza, necesito aire o airear algo, tener aire marcial, aires populares, “vive a su aire”, o me han hecho un desaire (des-aire).

Respirar o no respirar, esa es la cuestión

Wilhelm Reich, reconocido psicoanalista e iniciador de las técnicas psicocorporales, se dio cuenta que cuando una persona no quiere expresar sus emociones contrae y bloquea su cuerpo en lo que llamó “coraza muscular”, de la misma manera disminuye la respiración. Se trata de una manera de reprimir las emociones; así nos las guardamos, y dejamos de respirar para no sentir, no sentir para no sufrir. Pero cuando anulamos el sentir para no vivir el dolor también dejamos de disfrutar. Reich decía que “al respirar profundamente aparecen en el abdomen los sentimientos fuentes de placer o de ansiedad” y que “la espiración profunda produce una actitud de entrega (sexual)”. No olvidemos, como hemos dicho antes, que la espiración profunda nos ayuda a abandonarnos y entregarnos al otro.

Disminuimos la respiración cuando no nos permitimos ser espontáneos y transparentes por el miedo a que dejen de querernos o nos rechacen. Un niño que se ve amenazado por un adulto, deja de respirar, y al mismo tiempo deja de expresar aquello que no le “gusta”. La respiración entrecortada es una señal de miedo o amenaza, pero no sólo en los niños. El adulto también deja con frecuencia de respirar, también se guarda para sí sus sentimientos, ya que  disminuyendo nuestra capacidad respiratoria “aguantamos” mejor o nos resignamos a la forma de vida actual. De esa manera respiramos lo justo para sobrevivir pero no lo suficiente para vivir, y sobrevivir no es vivir. La pregunta sería: ¿No nos dejan respirar, o no nos dejamos respirar?

Por el contrario, las personas que respiran más profundamente viven más intensamente, y ello les lleva a ser más espontáneos y a expresar más libremente sus emociones.

La cantidad de aire respirada, inspirada y espirada, en cada respiración normal es más o menos de unos 500 centímetros cúbicos, medio litro. La persona relajada y consciente respira mucho más. La capacidad inspiratoria máxima media es de 3.500 ml., tres litros y medio, es decir siete veces más que la respiración que se considera normal. Ello indica que la mayoría de las personas apenas respiran lo suficiente para no “ahogarse”. Y eso puede empeorar aún más cuando están nerviosos, preocupados, con miedo, tristes, rabia… pues todas estas emocionas cortan, entrecortan, disminuyen y dificultan la respiración. 

El humo del tabaco también disminuye la entrada de aire sano en el organismo y puede ser una manera de adormecer los sentimientos y las emociones. Muchas personas fuman cuando están inquietos para “adormecer sus nervios”.

Respiro arriba, respiro abajo

De las diferentes formas de respirar destacamos principalmente la respiración abdominal y la torácica (la del pecho). La respiración abdominal nos ayuda a sentir más profundamente nuestro cuerpo, a bajar la energía hacia la zona inferior del organismo, hacia el abdomen, lugar donde se localizan las fuentes de placer emocional básico e instintivo, el bajo vientre y la zona genital, zona del placer sexual.

Una persona que respira bien en su zona abdominal es una persona que se encuentra más centrada en sí misma. Con la respiración baja su “centro de equilibrio o gravedad”, lugar desde el cual se regula el organismo “cuerpo-mente”. Todas las diferentes escuelas de relajación y meditación recalcan la necesidad de esta clase de respiración. La mente se tranquiliza con una respiración profunda.

La respiración torácica, localizada en el pecho, nos ayuda a sentir más, a ser más afectivos, y a no tomarnos las “cosas a pecho” cuando los demás no cumplen con nuestras expectativas. Cuando nos sentimos amados respiramos en el pecho, y cuando no nos quieren tomamos a “des-pecho” lo que nos dicen.

Me dejo respirar o bloqueo la respiración

Muchas personas están bloqueadas en inspiración (persona orgullosa, rígida, que no se relaja) y otras en espiración (deprimidas, abandonadas a sí mismas). La respiración en el asma es el claro ejemplo del bloqueo en inspiración. El asmático inspira bien, pero tiene dificultad en expulsar el aire. No se deja respirar, no se entrega.

La respiración saludable es como las olas del mar, que rítmicamente van y vienen. Y el abdomen y el pecho de una persona sana tiene un libre movimiento. En la persona sana el libre movimiento de la respiración le permite sentir el cuerpo y vivir integrando o canalizando mejor sus emociones y afectos. Aumenta su autenticidad, pasando del mundo de la apariencia al de la transparencia. En este caso la persona está alineada (que no alienada) en lo que piensa, siente, desea, dice y hace. La persona consciente no bloquea la respiración, se deja respirar por el aire y por la vida.

Ejercicios respiratorios

El mejor ejercicio respiratorio es darnos cuenta cuando y por qué dejamos de respirar. Poner atención y consciencia. A lo largo del día nos podemos preguntar si estamos respirando relajadamente o no. Yo me hago a mí mismo con mucha frecuencia la pregunta: ¿Karmelo estás respirando? Y eso me ayuda a ser consciente de si verdaderamente estoy dejando de respirar por debajo de mis posibilidades.

Hay actos instintivos que el cuerpo los realiza por sí mismo cuando los necesita: el hipo, el bostezo, la risa, la carcajada, el suspiro, la tos, el estornudo… Cuando cortamos el hipo, con susto o sin él, evitamos que el músculo más importante de la respiración, el diafragma se “suelte”. El diafragma es un gran músculo que en forma de paraguas abierto se localiza a la altura de la boca del estómago, entre el pecho y el abdomen, y hace expandir los pulmones en la inspiración. Cuando sufrimos alteraciones emocionales con frecuencia se bloquea, dejamos de respirar y sentimos un “nudo en la boca del estómago”.

El bostezo es un buen ejercicio que da lugar a una inspiración profunda, produce un aumento de la oxigenación del cuerpo, nos ayuda a relajarnos, carga de energía el cuerpo y nos despierta. No hay más que ver los ojos brillantes de alguien que acaba de abrir bien la boca. Todavía no encuentro explicación al hecho de que no permitamos que nuestro cuerpo “bostece”. ¿Por qué es un gesto de mala educación?, ¿porque lo dice la mayoría? ¿Por qué nos tapamos la boca al bostezar?, ¿tenemos algo que esconder?… El bostezo despierta a la persona en el sentido más amplio de la palabra y la hace más consciente de sí y del entorno.

La risa en un mundo tan serio es una buena terapia: suelta el diafragma, libera la respiración y además da gusto. La carcajada tiene el mismo efecto.

El suspiro es un intento corporal que nos ayuda a aceptar lo inevitable y relajar el cuerpo con la espiración profunda. Mientras el bostezo amplía la capacidad inspiratoria del cuerpo, el suspiro hace lo mismo con la capacidad de espiración. El primero nos ayuda a revitalizar momentáneamente el organismo y el segundo a relajarlo. Con el suspiro soltamos tensión, preocupación, lastre.

La tos y el estornudo nos ayudan a limpiar las vías respiratorias de polvo, flemas, moco, etc. Con frecuencia son reacciones de desintoxicación, de limpieza.

Así que si respiramos más conscientemente y de forma voluntaria “recuperaremos” la respiración profunda. Cuando un acto como éste es repetido de forma consciente miles de veces, puede “grabarse” con más facilidad en el subconsciente y surgir más tarde de forma automática. 

¡Respira y vive! ¡Vive y ayuda a vivir!

Dr. Karmelo Bizkarra Maiztegi

Director Médico del Centro de Salud Vital Zuhaizpe

12 respuestas

  1. Gracias por el artículo. Me ha encantado.
    Cuán importante es la respiración!
    «La práctica del Canto Coral nos ayuda a entender de su importancia»

  2. Maravilloso artículo. Podría escuchar o leer este mismo contenido una y otra vez, casi tantas como respiro diariamente. Muchas gracias Karmelo y equipo Zuhaizpe. Un saludo, MJ

  3. Gracias por el artículo Karmelo. Importantísimo tema siempre, pero más que nunca ahora, en este tiempo ajeno y de extrañamiento, en el que la alarma creada y el confinamiento obligado al que nos han sometido, nos está «quitando el aire» real y simbolicamente. Gracias Zuhaipe por mantener en este momento un hilo profundo de conexión con los elementos fundamentales de salud y vida. Ese hilo llega hasta cada casa y nos conecta con la respiración y también, por un rato, con el vuelo de una mariposa.

  4. Milaesker, en estos tiempos creo que todas estamos con la respiración en vilo, respirando lo justo por el susto, este mensaje es muy importante, gracias por la generosidad!

  5. Mila sker Karmelo, a mi tb me ha gustado mucho y me ha parecido muy interesante. Totalmente de acuerdo con la importancia de la atenciòn y consciencia. Se agradece vuestra generosidad, ojalà no os canseis de mandarnos estas cositas. Saludos.

  6. Excelente artículo. Y ya de paso, excelente página y excelente centro. No os conocía de nada, lo he descubierto gracias a un articulo de Karmelo que me ha llegado sobre la esta crisis y el confinamiento, en estos días que tanto estoy leyendo por mi cuenta porque no acepto lo que nos viene dado desde los medios oficiales. Un saludo y espero conoceros personalmente algún día.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Julio Arroyo

Julio Arroyo García Abad

Jefe de cocina del Centro de Salud Vital Zuhaizpe, pionero y experto en agricultura biodinámica en España. También da clases de cocina y es especialista en transformados lácteos, panadería y pastelería ecológica. Artista polifacético, además de hacer alguna incur- sión en la pintura, es un apasionado de la cerámica.

Karmelo Bizkarra

Licenciado en Medicina por la Universidad del País Vasco en 1979, aboga por una medicina integrativa y humanística. Es un pionero en España de la medicina higienista, especializado en medicina antroposófica y espagírica, experto en terapias psicocorporales y referente en el ayuno terapéutico. Fundador y director médico del Centro de Salud Vital Zuhaizpe, ha dado cientos de conferencias y entrevistas y ha escrito varios libros sobre salud, alimentación, ayuno y emociones.

Amalia Castro - Foto Bio

Amalia Castro

Amalia Castro Menéndez es licenciada en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela (1995) y en Psicología Clínica por la UNED (2005) y se ha especializado en diferentes técnicas psicocorporales y terapias humanistas: terapia corporal bioenergética, terapia Gestalt, coaching coactivo, eneagrama, constelaciones familiares, constelaciones estructurales, facilitación sistémica y constelaciones circulares. Es directora del Centro de Salud Vital, Zuhaizpe, y coordinadora del Área de Salud Emocional.